La reciente decisión del Gobierno estatal de Nuevo León de adquirir unidades de transporte ensambladas en la entidad y no en el extranjero, ha dejado en evidencia lo que durante años se señaló: fue un error optar por camiones chinos en lugar de fortalecer a las armadoras locales. Con esta nueva estrategia, se confirma que los problemas logísticos, las fallas operativas y la incompatibilidad de estos vehículos con la infraestructura urbana de la región terminaron por imponer su peso.
La decisión de importar miles de camiones desde China fue una de las acciones más criticadas del actual sexenio. En su momento, se anunció como una solución moderna y eficiente para transformar el transporte público, pero el tiempo ha demostrado que la elección estuvo cargada de errores técnicos, políticos y logísticos. La corrección de rumbo llega tarde y con un alto costo: millones de pesos mal invertidos y un sistema de movilidad que sigue sin responder a las necesidades de la población.

Problemas con los camiones chinos en Nuevo León
Durante los primeros tres años del actual gobierno estatal, se importaron más de tres mil camiones chinos, una decisión que se justificó en su momento como parte de un esfuerzo por modernizar el transporte. Sin embargo, los resultados no cumplieron con las expectativas. Las unidades comenzaron a presentar fallas desde sus primeros meses de uso, al grado de quedar fuera de circulación por periodos prolongados.
Uno de los principales inconvenientes fue la falta de refacciones. Al tratarse de modelos diseñados para otras condiciones y fabricados con especificaciones distintas, las reparaciones se volvieron un reto constante. Las piezas tardaban semanas en llegar desde Asia, lo que provocaba retrasos en el mantenimiento y el deterioro del servicio. Además, muchos de estos vehículos no estaban adaptados a las condiciones de las calles neoleonesas, lo que incrementó su desgaste y redujo su vida últil.
A pesar de las señales de alerta y las críticas desde distintos sectores, el gobierno estatal continuó defendiendo su decisión. El discurso oficial destacaba el bajo costo de las unidades, pero se omitía mencionar los costos ocultos: la falta de soporte técnico, los problemas de compatibilidad y el impacto negativo en la industria local.
Industria local ignorada en compra de camiones chinos
Mientras se enviaban millones de pesos al extranjero para adquirir camiones chinos, las armadoras de Nuevo León eran marginadas del proyecto. La decisión de no aprovechar las capacidades instaladas en el estado fue vista por muchos como una traición al desarrollo económico local y a la industria automotriz, una de las más consolidadas de la región.
Fabricantes locales de autobuses y vehículos especializados habían ofrecido alternativas competitivas, con mejor adaptación a las condiciones urbanas de la entidad y con garantías de mantenimiento y refacciones inmediatas. Pero sus propuestas fueron descartadas. Esto no solo afectó a las empresas, sino también a la generación de empleos y al fortalecimiento del ecosistema industrial local.
La reciente decisión de adquirir unidades ensambladas en Nuevo León llega como una suerte de rectificación, aunque para muchos es demasiado tarde. El daño ya está hecho: recursos desaprovechados, oportunidades perdidas y una cadena de errores que pudieron evitarse con una planeación más sensata.
Reconocimiento tardío del fracaso de Samuel García
Con el anuncio de la compra de camiones locales, el propio gobierno estatal está reconociendo que la estrategia anterior fue fallida. Lo que alguna vez se promocionó como una decisión audaz y visionaria, hoy se revela como un tropiezo costoso y evitable. La adquisición de camiones chinos no solo fue un error logístico y técnico, también lo fue en términos políticos y de confianza ciudadana.
Los usuarios del transporte público siguen enfrentando largas esperas, unidades fuera de servicio y rutas saturadas. La promesa de una red moderna y eficiente nunca se cumplió. Por el contrario, se generó mayor frustración entre la población que diariamente depende del sistema para trasladarse.
En medio de este panorama, la decisión de comenzar a comprar unidades ensambladas en Nuevo León podría significar un nuevo comienzo. Pero no debe olvidarse que esta corrección llega después de años de advertencias desoídas y de una política pública basada más en imagen que en resultados reales.
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